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Querida tía Paca

1 febrero 2013

Perdona que te llame tía porque cuando he hablado sobre ti siempre te he llamado “la Paca” y hablando contigo eras simplemente Paca.

Quiero rendirte mi pequeño homenaje Paca. Y como te gusta leer y has leído casi de todo, no te importará ojear estas cuatro palabras que te quiero dedicar, querida Paca.

Mis primeros recuerdos tuyos son en tu casa de Montornés, yo era solo un niño y tú una mujer adulta. No te ofendas Paca, pero el recuerdo que tengo más nítido de aquellos años es el de una perrita setter que tenías, “la Negrita”. Como ya te he dicho, yo era solo un niño.

Años más tarde te redescubrí ya en tu casa de Barcelona. Yo hacía la mili en el cuartel de Navas de Tolosa y me aficioné a parar, cuando camino de casa pasaba por tu calle. Conocí a una mujer inteligente, me sorprendió tu cultura, de la que por timidez, pudor o prudencia no solías alardear. Eras una rara avis en los tiempos que no estaba bien visto que las mujeres quisieran leer tanto. Probablemente luchaste contra esos prejuicios, pero siempre a tu manera.

En los tiempos de mi mili hablé contigo y conocí a una gran conversadora que curiosamente era mi tía, aunque de verdad, lo de tía estaba bien, pero siempre pensé en ti como en la Paca.  Recuerdo a tu perro de aquellos años, un enorme perro lobo o ese era el nombre de la raza que pomposamente le adjudicabas.

No sé por qué, pero sin ningún motivo aparente nos alejamos otra vez. Ya solo te volví a ver en eventos como los de hoy y en el entorno de alguna que otra enfermedad a la que con coraje te enfrentabas. Recuerdo también la manera con la que mirabas a tu hermana Rosa, era especial, yo presentía que era de ese tipo de personas a las que tú admirabas querida Paca.

El viernes pasado te vi y otra vez te conocí. Te mostrabas clara, sin engaño, enfrentándote a la muerte con una entereza sobrecogedora. Joder Paca, ¡qué valentía! Me transmitiste serenidad y buen rollo a pesar de tu estado. Paca, te quiero decir que eres pura dignidad. Hoy he visto a tus hijas y a tus nietos y has dejado en ellos alegría, sí claro, ha habido algunos lloros, pero cuando hablábamos de ti a todos nos afloraba una sonrisa en los labios, para ser un entierro no está mal ¿no, Paca?

Como ha dicho hoy un increíble señor de nombre Jaume Camarasa, vas a otra dimensión, la de la energía, la de la luz. Sé que te ha encantado lo que ha dicho ese fantástico cura, ojalá todos los sacerdotes hablaran de esa manera de Dios, un dios creíble y verdadero.

Paca, tal y como han dicho tus hijas has dejado alegría y amor. Yo debería estar triste pero no, mientras escribo este pequeño homenaje, sonrío.

Por favor Paca, dale recuerdos a la Yaya. A tu querida hermana Rosa dale un beso muy fuerte de parte de su “mocico”. Otro beso también a tu padre al que no pude conocer. A Juan Francisco dile que todo bien, seguro que ya os habéis cruzado alguna que otra coña, os conozco y, es inevitable.

Un beso Paca.

From → Cosas mías

4 comentarios
  1. olga permalink

    Muchas gracias me ha gustado mucho y estoy segura que a mi madre que esta en el cielo tambien.GRACIAS un beso muy grande

  2. Ana permalink

    Javier, muy acertado y bien expresado… Ojalá se encuentren todos en el más allá !!

  3. javistaff permalink

    Seguro que allí se encuentran Ana. Seguro.

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